Violencia habitacional y falta de servicios: “Vivimos en un basurero”
Berta: Nosotras somos de la Villa 20 y como siempre el Estado se olvida de las Villas: no nos registran, nosotras somos las olvidadas. Tenemos las cloacas tapadas, algunos no tienen agua. Hay una Junta vecinal que no sirve para nada y por poco tenemos que ir de rodillas rogando que destapen la cloaca porque en este tiempo tan difícil que actualmente estamos viviendo, seguimos sufriendo el tapado de cloacas, la basura…. Vivimos en un basurero y ¿adónde vamos? Porque no tenemos otro lugar adonde ir a vivir. Acá tenemos nuestra casa, nuestra familia.
En tiempos de pandemia nadie vino a preguntar cómo estamos viviendo. Al ser mujeres organizadas aprendimos a luchar y a no bajar los brazos. Cuando necesitamos algo nos organizamos y vamos a exigir: que vengan a levantar la basura, a destapar las cloacas, que vengan a fumigar porque también al ser un basurero hay mucho dengue. La gente está muriendo por dengue o por el virus, o sea continuamente suceden cosas en la villa que a nadie le interesan pero nosotras hemos aprendido a luchar y seguimos adelante.
María: En plena pandemia no teníamos agua que es lo básico que nos tiene que garantizar el Estado y te dicen que cada diez minutos te laves las manos y no teníamos agua así que tuvimos que salir a cortar calles para tener agua que es lo esencial y hasta ahora no nos resolvieron, pero por lo menos nos mandan cuadrillas de camiones cisterna que vienen día por medio. Y tenemos que cuidar el agua.
Eusebia: Nosotras hemos salido a la calle como vecinas y cortamos. Nos llevaron al IVC (Instituto de Vivienda de la Ciudad) y lo único que nos decían es que no tenían gente, que no se podía trabajar en la pandemia y nosotras decíamos: no queremos cisternas, queremos que nos arreglen los caños, porque no sabemos a través de las cisternas que clase de agua viene porque también puede venir sucia y no la podemos tomar. Tenemos que usarla para lavar la ropa, los servicios… y nosotras queremos que nos arreglen los caños, no tener cisternas. Somos muchas familias, con muchos chicos y hay que bañarlos. Gente mayor también están sufriendo y eso no se da cuenta el gobierno
Una reurbanización a medias que agravó el conflicto con el agua y genera endeudamiento
Eugenia: Previo a la pandemia, en la villa se había comenzado la reurbanización y trasladaron a muchas familias, a compañeras nuestras las reubicaron. Muchas manzanas se tiraron abajo para abrir calles y ahora todo eso quedó suspendido. Hubo mudanzas que no se llevaron a cabo, está todo a medias. El tema del agua también tiene que ver con el abandono y el olvido en medio de una obra gigantesca de reurbanización que quedó en la nada.
Berta: A algunas compañeras las trasladaron a los departamentos, pero muchas hemos quedado en la villa aún, y las casas que se derrumbaron se hicieron basureros y ahí es donde se cría el dengue. Hicieron zanjas, rompieron cañerías y dejaron escapar el agua que fluía como si fuera un rio por la calle Chilavert, agua que se está desperdiciando mientras los vecinos no tenemos acceso. Las ratas están caminando por ahí como si fueran conejos y todo lo dejaron así, nadie más vino a trabajar, dejaron todo a medias.
Eugenia: A las compañeras que reubicaron con la reurbanización, las están endeudando. Para obtener la titularidad de la casa el gobierno de la Ciudad te obliga a pagar un crédito, que está ligado a los “beneficios” que se tienen por las AUH.
Noemí: Nos decían que las que teníamos AUH u otro plan, de ahí teníamos que pagar el 20%, pero en sí el titulo no te lo dan; recién cuando terminas de pagar todo te dan el título del departamento, mientras no está a nombre tuyo. Y hubo mucho malestar de parte de vecinos y vecinas porque era muy difícil intercambiar tu casa por un departamento. Y también pasó que los departamentos no estaban en buen estado. Hubo escombros que se caían de los revoques, se les caía el cielorraso del techo, había mucha humedad, como que no estaban tan bien hechos los departamentos. Te daban un crédito, pero que no te alcanzaba para comprarte una casa afuera de la villa (ni adentro) y hay muchos departamentos que se entregaron a gente que no vive en la villa y lo usan para alquilar, y hasta hubo departamentos que se le entregaron a gente que trabaja en la Junta vecinal que no le corresponde. En nuestro caso somos una familia de doce personas, nuestra casa no está en buenas condiciones y es muy difícil vivir ahí. Vamos al IVC y te dan solamente unos números para comunicarnos con los referentes y no te contestan, no te dan una solución.
Las tareas del hogar y de cuidado tienen un valor monetario – transformarse es un recorrido colectivo
Eugenia: Nosotras estuvimos acompañando mucho la presencia de Silvia Federici. Cuando ella dice “no es amor, es trabajo no pago” y fue un gran debate entre nosotras porque nos costó. De hecho también tomamos el ejemplo de Domitila Chungara (referente feminista minera boliviana), leímos unos fragmentos donde ella decía que su marido no la dejaba militar porque eso la separaba de las tareas del hogar (en Bolivia), hasta que ella se dio cuenta que las tareas del hogar tenían un valor monetario; entonces se quedó en su casa pero le puso un valor a cada una de las cosas que hacía y cuando le presentó a su marido a factura él le dijo “no puedo pagar todo esto”
Laura: Es muy duro salir de esa postura porque no somos reconocidas, que las labores del hogar son un trabajo: cuidar a los chicos, cocinar, lavar es un trabajo.
Eusebia: Y un poco somos como Domitila porque ya no hacemos como antes que teníamos que lavar, planchar, esperar con la comida al marido. Ahora ya no. Con las compañeras a pesar de todo esto nos hacemos un tiempo para sostener las tareas militantes del Movimiento, las ollas, las estructuras administrativas y ninguna ha parado en toda la pandemia. Con barbijos, con súper cuidados, con preocupación. Crecimos un montón y apuntamos mucho al autocuidado.
Estrategias ante situaciones de violencia física: acompañamiento y autonomía económica
Laura: Hablamos mucho en la organización de maneras de acompañamiento en situaciones de violencia porque son cosas que se presentan día a día y nosotras estamos organizándonos. Primero para poder trabajar de la misma manera y poder ser el sustento de nuestro hogar. Para eso tenemos la Gráfica y las cooperativas.
María: Siempre las mujeres somos doblemente maltratadas. Cuando hay una situación de violencia somos las mujeres las que salimos corriendo con nuestros niños y no tendría que ser así, entonces acompañamos a nuestras compañeras que necesitan salir de la casa.
Eugenia: Hicimos una Casa de mujeres que está en el medio de la villa y nos vamos ayudando temporalmente, pero es muy difícil resguardar a una compañera violentada en una casa adentro de la villa porque todo el mundo sabe que está ahí. Igualmente le damos acompañamiento y la compañera sabe que es un lugar al que puede recurrir.
Pero uno de los reclamos que nosotras hacemos es poder tener un equipo interdisciplinario de profesionales que no lo hemos logrado, o sea las compañeras que nos asisten desde una contención psicológica o legal tienen que ver con las redes y con el apoyo mutuo.
Berta: En plena pandemia aumentaron las violencias y muchas mujeres fueron asesinadas, violentadas o maltratadas. Nosotras hemos salido a marchar con todos los cuidados al Ministerio y hemos pedido justicia por cada compañera desaparecida, pero no dan respuesta, hay un total abandono, a nadie le interesa quien muere. Y cuando quieren escapar no pueden: si van a una oficina de Defensoría de la mujer y lo primero que le preguntan es adonde tiene marcado, si tiene una cortadura, si le rompieron un pie. O sea, cuando una pide ayuda primero tienes que mostrarle que te rompió o que te cortó o que te hizo y eso me parece injusto. También por eso sería bueno tener profesionales aquí en nuestro Movimiento.
Laura: también los tiempos que nos ponen porque cuando una mujer sufre la violencia tiene que transcurrir un tiempo para que te tomen la denuncia, después tiene que haber una segunda denuncia para que te tomen el caso y otra para que te den el botón antipánico. Es un proceso muy largo que te ponen para asistir a una mujer violentada y es terrible convivir con tu agresor hasta que te den el botón antipánico.
Eugenia: Nosotras en nuestras marchas tenemos consignas que ponen esto en primer plano: que nuestra lucha es contra el patriarcado y contra el capitalismo; y una de las consignas del año pasado fue: “el ajuste es violencia patriarcal”; lo pusimos porque sabemos que el patriarcado siempre nos está diciendo cual es nuestro lugar como mujeres: de cuidadoras, de olvidadas.
Intervienen:
Berta Flores Cáceres
María Benítez
Eusebia Mamani
Noemí Montés Flores
Laura Ramírez
María Eugenia Lara
Entrevista: Laura Pinnola-
Fotos: Asamblea de mujeres FOB MTD Lucha y libertad
Edición: Florencia Puente – Fundación Rosa Luxemburgo