Como parte de los discursos de los medios tradicionales con respecto al coronavirus y la cuarentena, escuchamos los deseos de volver a la “normalidad”. Pero, solo a los sectores hegemónicos les interesa regresar a esa normalidad, que se traduce en desigualdad, en la existencia de vidas vulnerables y hasta descartables, la imposibilidad de ser, la violencia arraigada. Y uno de los principales sectores cuyas vidas han sido consideradas descartables es el de la comunidad travesti/trans, marginalizada, empobrecida, estigmatizada. Veamos cómo era –previo a la pandemia- la “normalidad” para las personas travestis y trans en el continente y en Argentina en particular:
El promedio de vida de una persona trans en América Latina y el Caribe, varía entre los 35 y 41 años a diferencia de la expectativa de vida general de la región que es de 75 años. La mayoría de los países no tienen una legislación que proteja a las personas trans contra la discriminación, que reconozca su identidad de género autopercibida en su documentación o que garantice su derecho a acceder a cirugías de reasignación de sexo u otros procedimientos médicos para la construcción de su expresión de género y el resguardo de su salud integral. Aun en los países que recientemente implementaron legislaciones que reconocen los derechos humanos de las personas trans, la situación aún es grave como consecuencia de décadas de exclusión.
La falta de documentación personal acorde a la identidad de género autopercibida, la discriminación, la violencia y los fuertes obstáculos en el acceso al sistema de salud en general que enfrentan la mayoría de las personas trans en América Latina, condujeron a un statu quo que difícilmente pueda mejorar sin la implementación de políticas públicas claras y decididas orientadas a promover los derechos de esta población. El déficit en materia de vivienda es moneda corriente para un grupo de personas que a menudo sufren el abandono por parte de sus familias y la expulsión de sus hogares cuando son muy jóvenes. Para la mayoría de las mujeres trans de la región el trabajo sexual no ha sido «una» sino «la única» opción, e incluso aquellas que consideran el trabajo sexual como una elección personal carecen de adecuada protección y reconocimiento por parte del Estado.
En Argentina Se estima que el colectivo trans está conformado por entre 7 y 10 mil personas, un número calculado por organismos independientes porque aún hoy, los censos responden binariamente en cuestión de géneros. En el país, cerca del 90% de las personas trans, se encuentra por fuera del mercado formal y vive en la pobreza. El 95% de la población transfemenina ejerce la prostitución en situaciones de extrema marginalización. Mientras que el 46% de los trans masculinos desarrollan trabajos por cuenta propia. El VIH, la silicona industrial y los asesinatos configuran la primera causa de muerte de las personas trans.
Todos los estudios concuerdan en que entre el 34% y el 40% de las personas Trans no han finalizado la educación secundaria y tan solo el 3% alcanza el nivel superior. El promedio de vida de esta población ronda los 35 años, mientras que el promedio de vida para la población cis se halla en 75 años. El 90% de las feminidades Trans y el 80% de las masculinidades Trans han sufrido experiencias de discriminación en la vía pública, así como también agresiones físicas. Casi dos tercios de esas violaciones a los Derechos Humanos ocurren en el marco de violencia institucional, y entre ellas, la mitad son realizadas por las fuerzas de seguridad.
En las cárceles, las personas trans sufren múltiples violencias, físicas, sexuales y psicológicas. El 79% no tiene una condena firme, proporción muy superior al promedio general, donde la relación entre procesados y condenados es de alrededor del 50%.
A más de cinco años de aprobada la ley de Identidad de Género, aún quedan muchas deudas sociales y estatales para con las personas trans. Los datos recolectados por organismos independientes denuncian que entre el 80 y el 90% se ha visto en situaciones violentas con médicxs y todavía persiste una demora de las gestiones privadas para la entrega de medicación y cirugías.
Un año después del estallido de la crisis social y sanitaria, sabemos que la salida sigue siendo colectiva y solidaria. Que debajo y después de la pandemia seguiremos organizándonos para construir un mundo sin explotación, sin opresión ni discriminaciones, donde todes seamos libres.
Por eso, en este podscast nos preguntamos: ¿Cómo afecta la pandemia y la cuarentena la situación ya vulnerable de la población trans y travesti? Escuchalo-compartilo-difundilo-descargalo para que la pandemia no nos confine al silencio y al individualismo

Cuarentena Trans Travesti
Ficha técnica:
Producción periodística: Daiana Melón, Paula Bonomi, Victoria Vicel y Juliana Díaz Lozano
Locución: Paola Álvarez
Edición: Tamara Camparo
Producción general: Cátedra Libre Virginia Bolten y Radionauta FM-Red Nacional de Medios Alternativos.